Saturday, March 14, 2009

Todo lo que puede salir bien va a salir bien

A veces tengo la sensación algo metafísica de que las cosas siempre tienen que resultar. O que se dará aquel escenario poco probable que quiero que se dé. O que no ocurrirá esa cosa mala que es casi obvio que va a pasar. Podríamos llamarle ego, o una visión desconectada de la realidad, o cualquier sinónimo “no bueno”.

De eso conversaba con Dani cuando estábamos caminando hacia el paradero de micro, para tomar el bus de vuelta a la ciudad vieja. Eran las 22:30, por lo que pasan muy pocos buses… Dani me advierte de ello y nos aprestamos a una larga espera de al menos media hora. Estábamos retomando el tema del exceso de confianza en la realidad, y de quizás es una cosa media sagitariana-egocéntrica el creer que todo lo bueno y poco probable siempre pasa, de que el fondo mutuo va a subir cuando uno lo compra, de que en la prueba van a preguntar la pregunta que estudiaste… pero justo cuando íbamos llegando al paradero pasó el bus así que no pudimos seguir conversando.

Terrorismo I

Efectivamente Israel no es el país más seguro del mundo. Muchos estaban sorprendidos de que venía de vacaciones para acá. Suena como ir de vacaciones a Iraq. O Afganistán.

Pero la verdad es que la realidad es muy distinta. En el día a día no se nota mucho temor. Si llaman la atención las medidas de seguridad: detectores de metal a la entrada de estaciones de buses, malls y cualquier lugar donde se aglomera mucha gente. Todo el día se ven en la calle jóvenes que están haciendo el servicio militar, yendo o vininendo con sus M16 al hombro. Algunos con lanzagranadas. Otros con una 9mm. Es raro estar rodeado de mucha gente armada.

Pero por otro lado es tranquilizador. Si en Chile uno entrara a un McDonalds y viera a un tipo en la fila con una pistola al cinto a vista y paciencia de todos, o una pistola en el bolsillo trasero de su pantalón “guardada pero se nota que está”, llamaría a los pacos y saldría corriendo. O al revés: saldría corriendo y llamaría a los pacos. Pero acá no. Mucha gente anda armada pero es netamente defensivo: gracias a la gente armada que hay en las calles muchos ataques terroristas son interrumpidos a tiempo. La semana pasada un árabe israelí manejando una retroexcavadora atacó un auto de policía. Lo levantó y tiró por los aires. Rápidamente fue abatido por un transeúnte armado y su pistola 9mm. Un soldado que iba pasando abrió fuego con su M16. Y después lo que hace que este país sea único: llega una ambulancia de la “Estrella de David Roja” (equivalente al SAMU), toma al terrorista palestino, intenta reanimarlo y se lo llevan a un hospital para intentar salvarle la vida. Si uno en Chile se enoja cuando el gobierno derrocha nuestros impuestos en, por ejemplo, Ferrocarriles del Estado, ¿cómo nos sentiríamos aquí, donde nuestros impuestos son destinados a intentar salvarle la vida a alguien que intentó asesinar a un israelí por el mero hecho de ser judío?

Mucha gente se escandaliza y dice que deberían dejar que ese terrorista se muera. Yo creo que el hecho de intentar salvarle la vida hasta a ese terrorista es un aspecto fundamental en esta ancestral lucha entre palestinos e israelíes: salvarle la vida al terrorista es prueba viviente de la diferencia moral entre israelíes y palestinos, mudo testimonio (sin CNN ni BBC) de que no todos los seres humanos valoran la vida de la misma manera.

El día en que nos dejen de importar las vidas de los palestinos habremos caído en la misma miseria moral que ellos… esa miseria moral es incompatible con el judaísmo, y siendo el judaísmo la razón de ser del Estado de Israel se habrá acabado también la razón de ser de Israel.

Purim

Esta semana fue Purim, la fiesta más loca del calendario judío y la única donde uno tiene la obligación (discutible) de tomar alcohol. Fue bastante sicodélico: caminamos disfrazados desde la ciudad vieja hasta la casa de nuestro anfitrión, acompañados de una guitarra y dulces para los niños. Caminamos por una hora y media a través de todo Jerusalem, guitarreando y cantando… prometo no reírme más de los evangélicos. Además el disfraz de avestruz verde de un amigo llamaba mucho la atención por lo que todos se sacaban fotos con nosotros… nosotros (todos latinos) éramos la atracción turística, y no los judíos jasídicos con sus turbantes de terciopelo.

Almorzamos donde un rabino argentino y estuvimos asintóticamente cerca de que la fiesta se descontrolara. Es decir, lo pasamos excelente y un poco más hubiera sido un exceso.

Me impresiona mucho lo poco paranoicos que son los israelíes. El día anterior fuimos al centro a pasear, donde había una multitud adolescente disfrazada, pasándolo bien y haciendo escándalo. Todo bastante sano salvo los petardos. En un país donde los atentados terroristas no son hechos tan aislados, jugar con petardos entremedio de una multitud definitivamente requiere tener guata. Cientos de personas apretujadas, alguien tira varios petardos, suena como ruido de metralla y nadie se inmuta… los policías y soldados siguen mirando impávidos. Supongo que sólo aquí puede pasar esto.

Sunday, March 08, 2009

El Airbus A380 y la Autoestima

 

En el vuelo a Frankfurt hojeé la revista de Lufthansa. En ella, entrevistaban a un ingeniero alemán de 71 años que es considerado el “padre del Airbus A380”, que es y será probablemente para siempre el avión de pasajeros más grande jamás construido. Es decir, este ingeniero era el artífice de una de las obras de ingeniería más asombrosas del mundo de hoy, un proyecto que duró 10 años y significó el trabajo conjunto de miles de personas en varios países. Un avión para 600 personas, que revolucionaría la aviación comercial.

Un logro del que cualquiera de nosotros (o nuestras madres) estaría muy orgulloso.

Pero lo que me llamó la atención estaba al final de la entrevista. Muchas veces estas entrevistas abarcan lo profesional y lo privado, comenzando con lo ingenieril y terminando con lo íntimo.  Es así como en los  últimos párrafos, donde le preguntan acerca de su vida “privada”, el periodista se manda la siguiente frase: “En la vida real, Manfred le dedica el tiempo sus 10 nietos y pasa mucho rato con ellos, es aficionado de la música clásica y de preocuparse de su jardín de rosas”

Me llamó mucho la atención el término que usa el periodista para hablar de su vida privada: en vez de “vida privada” dice “en su vida real” o “en su vida verdadera”

Después de hablar varias páginas de este fantástico avión deja todo aquello fuera de su “vida verdadera”, y habla de sus nietos, la música y las rosas.

La primera moraleja es que los idiomas y cultura afectan la manera en que percibimos la realidad: si en castellano hablamos de la “vida pública” vs. “vida privada”, la única diferencia entre ambas cosas es el ámbito, no su importancia ni su valor relativo para nosotros. En cambio si hablamos de “vida” y “vida verdadera”, inconscientemente le asignamos más valor a las cosas que pertenecen a la segunda categoría.

La segunda moraleja es que, como todo en la vida, acá no hay absolutismos: es cada uno el que hace la división entre lo púbico y lo privado, entre la “vida” y la “vida verdadera”, entre el avión más grande del mundo y los nietos, la música y las rosas. Por eso es muy importante dónde trazamos esa línea de qué somos y qué consideramos parte de nuestra “vida verdadera”: cuanto más afuera esté esa línea, cuanto más cosas externas abarque mayor será nuestra dependencia en ellas para definirnos como personas. Y eso nos dejará en una situación muy vulnerable, ya que las cosas externas están fuera de nuestro control y pueden derrumbarse en una fracción de segundo. Si dependemos de esas cosas externas nos derrumbaremos junto a ellas cuando éstas desaparecen.

La tercera moraleja es que el que algo parezca menos material no necesariamente significa que pueda ser parte de la “vida real”. Las cosas inmateriales, como el cariño por las rosas o el gusto por la música, también pueden ser sólo cosas externas. Pero cómo pueden entonces existir cosas trascendentes a través de lo material Y de lo inmaterial? Quizás lo permanente no es el avión o, si no que el haber superado el desafío de hacerlo volar. No son sus nietos, si no que todo lo que a ellos les ha entregado. No son sus rosas, si no el esfuerzo y la dedicación invertidos en cultivarlas.

El avión más grande del mundo comenzó a volar hace un año. Dada la crisis económica y la volatilidad del precio del petróleo, es aún muy temprano para decir si es que ese avión fue un éxito o no. Quizás en 10 años más el proyecto sea catalogado como el mayor fiasco de la historia de la aviación, ya que aviones así de grandes son absolutamente inservibles y lo que se necesitan son aviones chicos. Quizás el avión y sus creadores serán mirados como visionarios equivocados, como profesionales que le dedicaron su “vida” al desarrollo de algo que no sirvió para nada.

Pero aunque eso pase, ese ingeniero podrá vivir feliz pensando en los desafíos superados, el tiempo dedicado a sus nietos, su música y sus rosas. 

Tuesday, March 03, 2009

Parte 1

Es raro despertarse un día lunes y no ir a trabajar (ni ir a la sinagoga, la otra razón para no ir a trabajar un día de semana en caso de alguna festividad judía). Es peor aun saber que tienes un viaje de muchas horas por delante y que estas “perdiendo” vacaciones!

En el aeropuerto había una cola gigantesca, producto de que el vuelo de TAM a Sao Paulo es en un Boeing 777, lo que equivale a ni más ni menos que 365 pasajeros (Es el avión más grande que sale de Chile, ergo, era la fila más larga de Chile). A bordo no estaba mi comida kosher. Me indemnizan con una vegetariana. Definitivamente es peor ser vegetariano que kosher! 3 horas y algo después aterrizamos en Sao Paulo, lugar donde tuve el placer de correr por el aeropuerto para alcanzar mi vuelo, cosa que hice en último minuto y empapado en sudor. El avión era un Jumbo 747 de Lufthansa, lo que me trajo recuerdos de infancia viajando (a veces solo) a ver a mi familia en Alemania. Tuve que echar a 2 personas de “mis” asientos (la mujer de Lufthansa me dio un asiento y bloqueo el de al lado, cosa que hacen con personas que tienen un sobrepeso importante… estaré muy gordo?? O estaba tan sudado??) Al igual que en mis vuelos de la infancia NO tenía comida kosher, la diferencia es que ahora no era por falta de fé si no que por falta de coordinación. Por suerte los tallarines eran vegetarianos, lo que junto a una cerveza y una ligera dosis de benzodiazepinas me permitió conciliar el sueño.

Obviamente mi maleta no hizo la conexión a Frankfurt y se quedó en Sao Paulo. Es que los brasileros son demasiado despelotados para tener una línea aérea! Mejor dejémosle eso de tener aerolíneas a los gringos. O a los alemanes. O incluso a los chilenos! Que los brasileros planten café y críen ganado mejor. Y que cuiden las playas.

Quería intentar quedarme una noche en Frankfurt, así que fui al counter de El-Al, donde ocurrió el primer milagro de este viaje: me atendió una chilena! Partimos con “shalom”, ella optó por seguir en alemán, después pasamos al español y terminamos hablando chileno. Que iba a hacer todo lo posible para que pueda quedarme una noche. Que no me preocupara por mi maleta.

Pero a veces pese a que todo parece indicar que las cosas resultan nos topamos con que “el pulento” tiene otros planes: multa de cientos de euros si me quiero quedar, problemas varios etc… desmotivado enfrenté al oficial de seguridad de El Al, tratando de convencerlo que es absolutamente normal tener 3 pasaportes. No, no sé por qué mis papás se quisieron ir de Israel cuando yo era bebé. No, no hablo bien hebreo. Sí, voy por turismo. No, nadie me mandó ningún encargo explosivo (Espero que sea así, mamá/Brenda/Patty si no tendré un problema).

El avión de El Al por su puesto no estaba en un gate, si no que en un rincón abandonado de la pista de aterrizaje, rodeado de pasto crecido y policías alemanes premunidos de armas automáticas.

Estaba un poco frustrado arriba del avión, sin poder haberme quedado en Alemania, sin maleta y con esa sensación de que en realidad no entiendo mucho hebreo, no tengo tanto en común con los israelíes y los encuentro más bien insoportables.

Pero, como muchos sabrán, parte importante de los decaimientos de un hombre se pueden solucionar con comida. Toda la comida en El Al es kosher, por lo que por fin iba a comer algo del reino animal nuevamente, y ojalá algo que antes de ser faenado caminara en 4 patas. Pero el punto de inflexión de mi estado de ánimo lo logró el sobrecargo: me saluda y me ofrece una cesta con pitas calientes. Cojo una y la unto en un pote de hoummus que venía en la bandeja… y de pronto los israelíes ya no eran tan pesados, la ensordecedora música que brotaba de los audífonos de mi compañero de asiento ya no me molestaba tanto, encontré menos grave que el avión esté lleno de rusos… en fin, ya nada era tan terrible. Así como en esa película de Adam Sandler, no hay nada que el hoummus no pueda solucionar. El sol se comienza a poner a nuestras espaldas y el piloto anuncia el comienzo del descenso a Tel Aviv. O eso creo al menos, ya que lo dice en hebreo.