Sunday, March 08, 2009

El Airbus A380 y la Autoestima

 

En el vuelo a Frankfurt hojeé la revista de Lufthansa. En ella, entrevistaban a un ingeniero alemán de 71 años que es considerado el “padre del Airbus A380”, que es y será probablemente para siempre el avión de pasajeros más grande jamás construido. Es decir, este ingeniero era el artífice de una de las obras de ingeniería más asombrosas del mundo de hoy, un proyecto que duró 10 años y significó el trabajo conjunto de miles de personas en varios países. Un avión para 600 personas, que revolucionaría la aviación comercial.

Un logro del que cualquiera de nosotros (o nuestras madres) estaría muy orgulloso.

Pero lo que me llamó la atención estaba al final de la entrevista. Muchas veces estas entrevistas abarcan lo profesional y lo privado, comenzando con lo ingenieril y terminando con lo íntimo.  Es así como en los  últimos párrafos, donde le preguntan acerca de su vida “privada”, el periodista se manda la siguiente frase: “En la vida real, Manfred le dedica el tiempo sus 10 nietos y pasa mucho rato con ellos, es aficionado de la música clásica y de preocuparse de su jardín de rosas”

Me llamó mucho la atención el término que usa el periodista para hablar de su vida privada: en vez de “vida privada” dice “en su vida real” o “en su vida verdadera”

Después de hablar varias páginas de este fantástico avión deja todo aquello fuera de su “vida verdadera”, y habla de sus nietos, la música y las rosas.

La primera moraleja es que los idiomas y cultura afectan la manera en que percibimos la realidad: si en castellano hablamos de la “vida pública” vs. “vida privada”, la única diferencia entre ambas cosas es el ámbito, no su importancia ni su valor relativo para nosotros. En cambio si hablamos de “vida” y “vida verdadera”, inconscientemente le asignamos más valor a las cosas que pertenecen a la segunda categoría.

La segunda moraleja es que, como todo en la vida, acá no hay absolutismos: es cada uno el que hace la división entre lo púbico y lo privado, entre la “vida” y la “vida verdadera”, entre el avión más grande del mundo y los nietos, la música y las rosas. Por eso es muy importante dónde trazamos esa línea de qué somos y qué consideramos parte de nuestra “vida verdadera”: cuanto más afuera esté esa línea, cuanto más cosas externas abarque mayor será nuestra dependencia en ellas para definirnos como personas. Y eso nos dejará en una situación muy vulnerable, ya que las cosas externas están fuera de nuestro control y pueden derrumbarse en una fracción de segundo. Si dependemos de esas cosas externas nos derrumbaremos junto a ellas cuando éstas desaparecen.

La tercera moraleja es que el que algo parezca menos material no necesariamente significa que pueda ser parte de la “vida real”. Las cosas inmateriales, como el cariño por las rosas o el gusto por la música, también pueden ser sólo cosas externas. Pero cómo pueden entonces existir cosas trascendentes a través de lo material Y de lo inmaterial? Quizás lo permanente no es el avión o, si no que el haber superado el desafío de hacerlo volar. No son sus nietos, si no que todo lo que a ellos les ha entregado. No son sus rosas, si no el esfuerzo y la dedicación invertidos en cultivarlas.

El avión más grande del mundo comenzó a volar hace un año. Dada la crisis económica y la volatilidad del precio del petróleo, es aún muy temprano para decir si es que ese avión fue un éxito o no. Quizás en 10 años más el proyecto sea catalogado como el mayor fiasco de la historia de la aviación, ya que aviones así de grandes son absolutamente inservibles y lo que se necesitan son aviones chicos. Quizás el avión y sus creadores serán mirados como visionarios equivocados, como profesionales que le dedicaron su “vida” al desarrollo de algo que no sirvió para nada.

Pero aunque eso pase, ese ingeniero podrá vivir feliz pensando en los desafíos superados, el tiempo dedicado a sus nietos, su música y sus rosas. 

1 Comments:

Blogger Diego said...

Qué lindo post.
Interesante.
Sombrero.

4:24 AM  

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