Friday, November 17, 2006

La Persecución

Antes, cuando mi auto era "más nuevo", o mejor dicho, no tan vintage, lo llevaba a la VW Daniel Achondo, en Bilbao con Vespucio. La atención era regular, la calidad del trabajo no era más que decente, pero igual lo llevaba ya que lo pagaba el seguro. Eso era cuando era económicamente factible asegurarlo.

Un día lo dejé ahí en el taller para que le pinten alguna de sus "presas", dañada en no recuerdo qué circunstancias.

El tema es que ese día necesitaba sin falta andar en auto. Luego, para no quedarme "a pata" después de dejar el auto en el taller fui a buscar el auto de mi madre, un Toyota antiguo, para usarlo durante el resto del día. Y en algún momento del día y por casualidad, pasé por Bilbao con Vespucio, taller donde estaba mi auto.

Para los que no lo sepan, muchas veces los autos no los reparan en el mismo taller, si no que se los llevan para otro lado. ¿Cómo se los llevan? Fácil: andando, a menos que tengas un BMW o algo así. Un mecánico se sube a tu auto, te sintoniza la radio Corazón, lo corre un poco, quizás se pela algunos CDs o unas monedas y lo entrega donde debe entregarlo.

La cosa es que eso mismo hacen en Achondo, se llevan tu auto a otro taller en La Reina. Y curiosamente, justo cuando yo estaba parado en el semáforo de Bilbao con Vespucio e instintivamente miré hacia el taller, mi auto estaba a la salida del local listo para que se lo lleven al otro taller.

Y justo cuando yo estaba mirando, sale un mecánico del taller y se dirige a mi auto. Cuando ve mi auto, da un aplauso, se frota las manos y sonríe, para subirse a mi auto demasiado contento como para la latosa tarea que le habían encomendado. Su sonrisa no me gustó para nada. Tampoco el que se frotara las manos con tanta fruición. Todo esto mientras yo observaba atentamente desde la calle.

Y claro, el tipo se sube a mi auto, lo echa a andar y parte por Bilbao hacia el oriente. Yo, que preveía lo que iba a pasar, lo comencé a seguir. Hasta ahí, todo bien.

Pero la realidad supera la ficción... porque yo lo comencé a seguir, pero no lo logré en lo absoluto. Este bruto comenzó a acelerar endemoniadamente en MI AUTO y yo lo seguía!

De pronto esto se transformó en una verdadera carrera. Íbamos los dos por Bilbao hacia el oriente, muy rápido... él en mi auto, yo en el de mi madre. Altas velocidades, esquivando autos, micros y ancianas que cruzaban la calle... hasta que lo perdí. Simplemente no pude seguirlo. Su auto era mucho más rápido. Técnicamente era en realidad "mi auto", pero la situación era media extraña.

Por un lado estaba choreado de que alguien que no fuese yo anduviera así en mi auto, pero por otro lado sentía cierta satisfacción al ver como se alejaba! No pude seguir al mecánico corriendo mi auto. De verdad que no pude. El tipo se alejaba y alejaba, a una velocidad que obviamente excedía en mucho a la mía, que mal que mal ya estaba en el rango de los tres dígitos y al borde de lo que aguantaba el auto de mi madre.

Me di por vencido... Me di la vuelta, volví donde Achondo y les armé un escándalo... que acababa de echar una carrera contra mi propio auto y que había perdido.

Me prometieron las penas del infierno para el mecáncio... pero obviamente no le hicieron nada.

Días después me entregaron el auto. Muy bien pintado. Justo iba a firmar que lo había recibido conforme... cuando se nubló. Y empezó a correr viento. Y comienza un viento huracanado. Y se cae un pedazo de techo del taller. Y se cae encima de mi auto. Y mi auto se abolló. Le devolví el lápiz al recepcionista y no firmé nada y dejé el auto ahí y volví una semana después y seguro que de nuevo el weon se lo llevó a 200 por hora al taller pero lo pintaron de nuevo y me lo entregaron y no hubo huracán esta vez y todos felices. El más feliz yo creo que era el mecánico.

Cuiden su auto.

1 Comments:

Blogger Diego said...

Los dueños de Volkswagen sabemos de que hablas... mucho mas los que ibamos a Achondo, entre los que me incluyo.
Estos wns no saben ni alinear decentemente... donde lo harán, de hecho?

7:21 PM  

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