Curiosidades Laborales
Para acceder a mi lugar de trabajo tengo que bordear la pista 2 del Aeropuerto Arturo Merino Benítez. La pista 2, para los que no sepan, es la pista nueva. Que está mal construida y dicen que la van a echar abajo por lo mismo. Que las bases de la licitación eran malas. Que la constructora tuvo la culpa. Que fue un fraude por la definición de las bases. Y muchas cosas más. Lo concreto es que la pista se usa poco.
 Para acceder a mi lugar de trabajo tengo que bordear la pista 2 del Aeropuerto Arturo Merino Benítez. La pista 2, para los que no sepan, es la pista nueva. Que está mal construida y dicen que la van a echar abajo por lo mismo. Que las bases de la licitación eran malas. Que la constructora tuvo la culpa. Que fue un fraude por la definición de las bases. Y muchas cosas más. Lo concreto es que la pista se usa poco.
En fin. La cosa es que "bordear" la pista significa que el camino hacia mi  oficina va en paralelo a la pista por todo el largo de ésta, unos 4  kilómetros o más. Esto significa 4 kilómetros de una calle absolutamente recta,  en paralelo a la pista (a unos 100 metros aprox.), separados sólo por dicha  distancia y una reja. 
 Lo divertido, es que (obviamente) en esa pista despegan aviones, y pasan al  lado tuyo cuando circulan por la pista. Todo muy romántico, ver los aviones  pasar al lado tuyo antes de despegar... Hasta que decides comprobar que qué es  más rápido, si un Golf GTi 2,0 o un Boeing 737.
 Así que el otro día, cuando un 737 de Gol se dirigía al cabezal de la  pista, yo me quedé ahí esperando, en la calle, estacionado al inicio de la  pista. De mi auto al avión no habían más de 100 metros. Para que entiendan bien:  el avión estaba 100 metros a mi izquierda, como si los dos estuviéramos  alineados frente a una gigantesca línea de partida imaginaria, él en su pista y  yo en mi calle. Yo miraba para el lado y veía al avión presto a despegar.  Pasan los minutos, y le dan la autorización para despegar. Y todo pintaba para  muy entretenido.
 El "vamos" lo dio el avión, metiéndole full potencia a sus motores. Fue  justamente el rugir de sus motores que me dio la partida. Yo en primera a fondo,  20, 30 y 50 km/h, pero el "rugir" de los dos motores Pratt & Whittney de  25,000 lbs de empuje empañaban el ruido y el desempeño de mi escuálido motor  Volkswagen 2,0.
 Pero no me dejé intimidar. Concentrado, aceleraba por la calle. Hasta que  de pronto miro para el lado... Y el avión de Gol iba por lo menos 30 metros  detrás mío! "La raja, le voy ganando" pensaba, mientras los pasajeros miraban  sorprendidos por la ventana. Segunda a fondo, pero el 737 empieza a recuperar  terreno! Llego a los 100 km/h, paso a tercera pero el Gol ya me alcanzó y va  mucho más rápido. La situación se torna frustrante. Mi auto exigido al máximo, y  el 737 corre por la pista como si esto no le significara esfuerzo alguno.
 Tercera a fondo, 130 km/h, pero el 737 ya va delante mío, al menos  unos 50 metros... Empiezo a darme cuenta de que no le voy a ganar.
 Y de pronto hace algo que definitivamente le da la victoria en esta  improvisada carrera: el 737 despega. Sus ruedas dejan el suelo, y empieza a  ascender mientras yo sigo amarrado al suelo.
 Y contra eso no hay nada que hacer. El 737 de Gol gira hacia el Este y  enfila a Brasil.
 Yo, vencido, enfilo hacia mi casa.
    

